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Sobre Antonio Miranda
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
 

MARGO SILVA SANGINES

( Bolívia – La Paz )

( 1923 – 1972 )

 

Mujer inteligente y culta, hablaba varios idiomas, tocaba piano, pintaba, hacía grabados.  Se inició en una revista argentina hacia 1945 con voz promisora y muy personal.
Introspectiva, rebelde, no cantó lirismos a su mundo; lo enfrentó  con desesperado amor, pugnante entre un anhelo de justicia y una realidad injusta y falsa.
Después de haber publicado en periódicos has el años 50, pareció eclipsarse cuando se casó con el francés Meinard y se retiró de toda actividad pública. Pero descubrimos que en esta reclusión , no cesó de producir. Ha dejados inéditos innumerables poetas, teatro para títeres, una novela inconclusa.

 

TEXTO EN ESPAÑOL  - TEXTO EM PORTUGUÊS



BEDREGAL, Yolanda.  Antología de la poesía boliviana. La Paz: Editorial Los Amigos del Libro, 1977.  627 p.  13,5x19 cm                                  Ex. bibl. Antonio Miranda

 

 

VOY A INVENTAR SUEÑOS

Un desmedido desborde de ocres horizontes.
Las piedras se congelan en peñones de baquelita
y desaparecen.
El bosque crece lleno de agua interna y
pegajosa.
Se entrecruzan los ríos y caen
los cerros unos sobre otros.
Hay un cataclismo en el crecer de cada día,
en el vivir de cada día…
Yo soy la tierra y el bosque se levanta,
agita sus fuertes músculos y la rama crece.
Una velocidad creciente de hojas podridas
está cerca a la iluminada geografía
de sueños que te rodea.
Batallones de hojas espesas y una embestida
de árboles.
Pero eres tan ajeno a todo este tumulto.
El bosque me crece.  No puedo soñar más allá
de mí ni de inventar sueños.
No tengo voz para ti.
Tendría que buscar palabras, tendría que
construir terreones y contarte
antiguas historias de trovadores.
Pero no puedo.  He nacido hoy
y a mis ojos les crecen muchos pies,
o tengo un cuerno chiquito y me visto de rojo
con un largo cucurucho.
Estoy encendiendo fogatas a los cuatro lados
de tu cuerpo,
agitando arpilleras encendidas.
Tú no me ves, pero estoy correteando en los
rincones,
llenando de fuegos artificiales tu cuarto
mientras tu duermes.
Tu eres mi niño.  Hay pájaros desconocidos,
peces que cantan, ciudades de cristal…
Pulagarciro está riendo a carcajadas
de tu asombro.
Tengo que traerte todos los cuentos del mundo
y todas las estrellas.
No pienso en mí ni en nadie.
El dolor de la tierra está también dormido.
Voy a encender el bosque y poner faroles
en cada hierba.
Es mentir que haya dolor.  La tierra sufre,
y su silencio es un retazo de cuarzo pulido.
No quieres oír mi voz. No escuches el grito
de las ciudades no escuches,
hay un llanto adormecido,
que camina siempre para adelante.
Estoy mirando de frente.  No puedo tener
un sistema de contemplación pasado,
ni para entristecerme.
Pero, sin embargo, muchas cosas del pasado
se vienen, y no entiendo.
Las arañas hablan  de moralidad y de pecado,
tienen clubes y cofradías religiosas,
adoran a otra araña muerta hace muchos
siglos.
Han inventado palabras y costumbres
extrañas.
Yo no entiendo.
Estoy lleno de gnomos.  Tu voz se convierte
en hilachas de lluvia rosada y me envuelve.
Estás derramando luciérnagas en las playas.
Tu canto se hace espuma y se eleva en
globitos de colores.
No puedes seguirme.
En el fondo del mar las rocas están latiendo
y se comen pececillos.
Allí también hay algo numeroso y fuerte.
En la oscuridad las algas se hacen
montañas verdes.
Allí mis piernas tienen fundas
de vidrios y campanas.
Podría sacar una naufragada quilla de barco,
echarle conchas y caracoles para que tú digas
que crecen mares azules con estrellas.
No puedes seguirme,
pero yo saltaría del mar, algún día,
con largos cabellos, con el cuerpo desnudo
y reluciente, con sandalias de agua,
y me iría con tu canto por aldeas y ciudades.
Sería blanca; en vez de uñas tendría
pequeños cangrejos rosados.
Mi memoria antidiluviana te daría antiguos
cuentos,
iríamos de viaje por continentes olvidados,
por las ciudades sumergidas; sacaríamos
tesoros de piratas y reiríamos…
y yo recordaría a la princesa Guinara.
Tu eres mi niños, y la tierra se vuelve suave.
El bosque de un naufragio de momentáneo olvido.
Ahora estoy dentro de los viejos baúles
en algún desván enmohecido.
Las criaturas de todo el mundo duermen
en pequenõs barcos de vela por los océanos
perdidos.
Yo no tengo cuerpo y estoy alentando sobre
esos pequeños viajes,
llenando las llanuras, las ciudades,
las mesas de los niños, con pequeñas navidades,
solitarios zapatos rotos, barriguitas
hinchadas de niños indios.
El hambre se coagula en los sollozos.
Qué llanto, que angustia
y qué amenaza en crecimiento!
Que derrumbe próximo y esa
esperanzada lucha…!
Pero sí, puedes mirar. 
Dirías que el hambre
es celeste y seguirías sonãndo.

TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução: Antonio Miranda

 

VOU INVENTAR SONHOS

Um desmedido desbordamento de ocres horizontes.
As pedras se congelam em rochedos de baquelite
e desaparecem.
O bosque cresce cheio de água interna e
pegajosa.
Se entrecruzam os rios e caem
os morros uns sobre os outros.
Há um cataclismo no crescer de cada dia,
no viver de cada dia…
Eu sou a terra e o bosque se levanta,
agita seus fortes músculos e a ramagem cresce.
Uma velocidade crescente de folhas envelhecidas
está próxima da iluminada geografia
de sonhos que te rodeia.
Batalhões de folhas espessas e uma investida
de árvores.
Mas estás tão apartado deste tumulto.
O bosque cresce em mim.  Não posso sonhar além
de mim nem inventar sonhos.
Não tenho voz para ti.
Teria que buscar palavras, teria que
construir torreões e contar-te
antigas histórias de trovadores.
Mas não consigo.  Nasci hoje
e nos meus olhos crescem muitos pés,
ou tenho um chifre pequenino e me visto de vermelho
com uma longa corneta.
Estou acendendo fogatas nos quatro lados
de teu corpo,
agitando serapilheiras acesas.
Tú não me vês, pero estou correndo em volta nos
rincões,
enchendo de fogos artificiais teu quarto
enquanto tu dormes.
Tu és meu menino.  Há pássaros desconhecidos,
peixes que cantam, cidades de cristal…
O polegar está rindo às gargalhadas
de teu assombro.
Tenho que ofrecer-te todos os contos do mundo
e todas as estrelas.
Não penso em mim nem em ninguém.
A dor da terra está também dormida.
Vou acender o bosque e colocar faróis
em cada erva.
Es mentira que existe dor.  A terra sofre,
e o seu silêncio é um retalho de quartzo pulido.
Não queres ouvir minha voz. Não escutes o grito
das cidades não escutes,
há um pranto adormecido,
que caminha sempre pra frente.
Estou mirando de frente.  Não posso ter
um sistema de contemplação passado,
nem sequer para entristecer-me.
Mas, no entanto, muitas coisas do passado
voltam, e não entendo.
As aranhas falam de moralidade e de pecado,
têm clubes e confrarias religiosas,
adoram a outra aranha morta há muitos
séculos.
Inventara, palavras e costumes
estranhos.
Eu não entendo.
Estou cheio de gnomos.  Tua voz se converte
em fios de chuva rubra e me envolve.
Estás derramando vagalumes nas praias.
e canto se transforma em  espuma e se eleva em
globinhos de cores.
Não podes seguir-me.
No fundo do mar as rochas estão pulsando e
y se devoram pedacinhos.
Ali também há algo algo numeroso e forte.
Na escuridão das algas fazem
montanhas verdes.
Ali minhas pernas têm capas
de vidros e sinos.
Poderia sacar una naufragada quilha de barco,
colocar  conchas e caracóis para que tu digas
que crescem mares azuis com estrelas.
Não podes seguir-me,
mas eu sairia do mar, algum dia,
com longos cabelos, com o corpo desnudo
e reluzente, com sandálias de água,
e iria com teu canto por aldeias e cidades.
Seria branca; em vez de unhas teria
pequenos caranguejos rosados.
Mi memoria antidiluviana te daria antigos
contos,
iríamos de viagem por continentes esquecidos,
pelas cidades sumergidas; sacaríamos
tesouros de piratas e reiríamos…
e eu recordaria a princesa Guinara.
Tu és meu menino, e a terra se torna suave.
O bosque de um naufrágio de momentâneo olvido.
Agora estou dentro meus velhos baús
em algum desvão mofado.
As criaturas de todo o mundo dormem
em pequenos barcos a vela pelos oceanos
perdidos.
Eu não tenho corpo e estou alentando sobre
essas pequenas viagens,
preenchendo as planícies, as cidades,
as mesas das crianças, com pequenos natais,
solitários sapatos rotos, barriguinhas
inchadas de meninos índios.
A fome se coagula nos soluços.
Que pranto, que angústia
e que ameaça de desenvolvimento!
Que desabamento  próximo e essa
esperançosa luta…!
Mas por suposto, posso mirar. 
Dirías que a fome
é celeste e seguirás sonhando.

 

*

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Página publicada em setembro de 2022


 

 

 
 
 
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